La primera OPA en la Historia de la banca en España
La primera OPA en la banca española fue una batalla de poder que cambió el sector. En los años 80, el Banco de Bilbao intentó absorber Banesto, pero la resistencia de Mario Conde y Juan Abelló frustró la operación. Un episodio de ambición, fusiones fallidas y rivalidades que marcaron el futuro financiero de España.
PHG
2/16/20255 min read
La gran noticia en los últimos meses en el panorama bancario español ha sido el lanzamiento de una OPA (Oferta Pública de Adquisición) por parte del BBVA sobre el Banco Sabadell, un movimiento que ya se intentó en 2020 y supuso un rotundo fracaso para la entidad vasca. Curiosamente, el gigante vasco tiene sus orígenes en el fracaso de la OPA de uno de sus elementos fundadores, el Banco de Bilbao, sobre otro banco, entonces el segundo del país, Banesto.
Como es de imaginar, la España de los años ochenta distaba mucho de la actual, pero un punto en el que el país ha cambiado significativamente ha sido en su número de entidades bancarias (más de 100 antes de la crisis bancaria que azotó al país a finales de los años setenta), y el atractivo para los grandes bancos extranjeros, ya que recordemos que bancos de la talla de Barclays (que compró el fallido Banco de Valladolid) o BNP (que adquirió la Banca López Quesada) operaban en la banca minorista de nuestro país hasta los años posteriores al 2008, cuando liquidaron su presencia en España.
Al frente del Banco de Bilbao se encontraba José Ángel Sánchez Asiaín, que dirigía uno de los bancos con mejor rendimiento del país, lo que le daba la capacidad de iniciar una ofensiva contra el histórico Banco Español de Crédito, popularmente conocido como Banesto. Precisamente, Asiaín era el principal partidario de las fusiones bancarias en España, siendo un reconocido teórico en este campo. Para el presidente del Bilbao, era necesaria una consolidación bancaria en nuestro país, que acababa de entrar en la Comunidad Económica Europea, para poder competir en mejores condiciones con los bancos extranjeros. Cabe decir que el primer objetivo del Banco de Bilbao fue el Banco Hispano Americano.
El Banco Español de Crédito, si bien en número de clientes era el segundo banco del país (por detrás del Banco Central, con el que se solía disputar la primera plaza), había sufrido, en su afán de superar al Central (que había comprado el Banco Ibérico a los Fierro para a su vez superar a Banesto como el mayor banco del país), tres errores muy graves que supusieron cuantiosas pérdidas para la entidad, concretamente los asuntos del Garriga Nogués, el Banco de Madrid y el Banco Coca, suponiendo un agujero para la entidad de cientos de miles de millones de pesetas. Estas tres operaciones fueron realizadas a decisión propia del hombre fuerte del banco, Pablo Garnica Mansi, perteneciente y máximo exponente de las familias históricas de Banesto, que controlaban el banco con un número muy reducido de acciones. El consejo de administración parecía un calco de la conocida gerontocracia soviética, anquilosado en prácticas bancarias obsoletas para inicios de los ochenta. A esto había que sumar las intervenciones del entonces gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, que había maniobrado para poner a José María López de Letona al frente de Banesto, a pesar de no contar con el beneplácito de las familias del banco.
Asiaín esperaba que el consejo de Banesto se mostrara favorable a la fusión, por lo que no se hizo con un paquete de acciones relevante, lo que supuso un importante error. Además, no habían tenido en cuenta la entrada en el capital de Banesto de los que serían sus dos accionistas más importantes: Juan Abelló y un hasta hacía poco desconocido Mario Conde.


Mario Conde (izquierda) y Juan Abelló durante el consejo de Banesto en 1987, antes de que fuera lanzada la OPA por Banco Bilbao.
IMAGEN DE ARCHIVO EM
Abelló era el heredero de los Laboratorios Abelló, una de las varias compañías que habían florecido debido al aislamiento nacional tras la guerra civil. Para los años ochenta, la compañía estaba en declive, pero tenía una importante participación en la empresa Antibióticos S.A.. Con ayuda de su nuevo empleado, un joven abogado del Estado (el más joven de su época) y el apoyo financiero de los Botín, se hicieron con el resto de las acciones de Antibióticos y se las vendieron por una increíblemente alta suma al gigante italiano Montedison, dirigido por Mario Schimberni, quien se encontraba envuelto en luchas de poder internas. Con las ganancias, la pareja de moda en los negocios españoles acabaría comprando el 6% de Banesto, convirtiéndose así en sus accionistas de referencia.
Conde, desconocedor de la práctica bancaria pero profundo entendido en Derecho, se dio cuenta de que las formas de la intentona de fusión (y posterior OPA, condicionada a la obtención del 15% del capital) adolecían de ciertos problemas legales. De manera que, si se llevaba a cabo una defensa numantina de la institución, la OPA caería por su peso, como finalmente ocurrió cuando la Junta de Síndicos de Bolsa de Madrid declaró nula la operación.
Los efectos de la intentona del Banco de Bilbao fueron reducidos en el corto plazo, pero se demostró como un evento decisivo en las finanzas españolas. Por un lado, humilló al Banco de Bilbao, que se vio obligado a, en consecuencia a su defensa a ultranza de las virtudes de las fusiones, fusionarse con su gran rival, el Banco de Vizcaya, capitaneado por Pedro Toledo, en un proceso traumático que acabó con la propia figura de José Ángel Sánchez Asiaín defenestrada del Olimpo bancario tras la inesperada muerte de Toledo.


Pedro Toledo (Izquierda) posando junto con José Ángel Sánchez Asiaín (derecha)
IMAGEN DE EFE
Por otro lado, supuso el inicio del vertiginoso ascenso de Mario Conde al frente de Banesto, pues ejerció de líder natural ante el ataque del Banco de Bilbao, lo que le valió el apoyo de las familias, especialmente de Pablo Garnica (aunque finalmente acabarían distanciados), siendo finalmente nombrado presidente.
En el transcurso de los años, intentaría emular a las entidades vascas buscando una fusión con el Banco Central, el otro gran banco español, pero finalmente el intento de fusión se abandonó.
Banesto, que continuaba arrastrando los grandes problemas desde la crisis bancaria de los años setenta, acabaría sucumbiendo y sería intervenido por el Banco de España el día de los Santos Inocentes de 1993, siendo adjudicado finalmente al Banco Santander en un caso que todavía es debatido. Se discute si la intervención se debió a motivos económicos (pues el banco se suponía herido de muerte, aunque al año siguiente de la toma por parte del Santander, Banesto generó importantes beneficios) o políticos (pues ciertos sectores temían la entrada de Conde en política, lo que podría haber acabado con el bipartidismo imperante en el sistema español).